Al otro lado de la luna

Al otro lado de la luna

martes, 27 de diciembre de 2011

Capitulo 7 "Volverte a ver!"



Nos quedamos perplejos. Noté que él tampoco imaginó algún día volver a verme justo en ese momento y en ese lugar. Se veía diferente, estaba mucho más alto, tenía la voz más gruesa, la piel se le había aclarado más y seguía siendo delgado, aunque había mejorado. Pero sus ojos seguían siendo los mismos, la misma mirada dulce y carismática, la misma forma de hablar que siempre me había encantado, era el mismo… y yo no lo podría creer.
Nos miramos, quedamos así por varios segundos que a mí me parecieron años, años en donde pude observarlo completamente, pude diferenciarlo de aquel chico hermoso con el que había compartido tantas cosas. Y a pesar de lo mucho que teníamos que decirnos el uno al otro ninguno de los dos se atrevió a mencionar alguna palabra.
— Mira… nos la encontramos justamente ahora mismo hijo…
La señora nos observó a los dos, intentando adivinar que era lo que estábamos pensando él y yo, intentaba que alguno de los dos habláramos pero no teníamos el suficiente valor para hacerlo, así que ella decidió por sí misma, romper el hielo.
—Bueno, creo que debemos dejarlos solos, ¿no, Gonzalo? —se dirigió al padre de Julian.
—Si, por supuesto, los dejamos platicar y regresamos por ti Julian, en media hora, ¿estás de acuerdo? —observó a Julian tratando de que reaccionara.
—Si… si está bien.
Sus papás se alejaron y nos quedamos frente a frente observándonos a los ojos, tenía tanto que decirle y tan poca valentía para hacerlo… no sabía cómo iniciar, que decir… afortunadamente el tomó la iniciativa para comenzar aquella conversación…
—Al fin solos, después de tanto tiempo, ¿no?
—Mucho tiempo… dos años exactamente. Y todo a nuestro alrededor ha cambiado tanto, casi como nosotros mismos, como tú, ya no eres cómo te recordaba…
— ¿Físicamente? —Sonrió—por que por dentro sigo siendo exactamente igual, eso no cambia.
—Pues no sé… te vez, diferente…
—Tú tienes la misma sonrisa, pero también has cambiado mucho. —Dijo tiernamente.
—Nunca pensé encontrarte justamente aquí… —suspiré—tenerte frente a mí como en este momento, justamente cuando había perdido las esperanzas de volver a hacerlo…
—Créeme que el más sorprendido soy yo, a penas llegué ayer, vine a ver a mi abuelo. Cuando te llamé te conté que está muy grave en el hospital, pero en ese entonces no sabía si podría venir, y si pude, tengo dos semanas de vacaciones y estaré aquí.
—Y, ¿Regresarás? —pregunté con la ilusión de obtener una respuesta negativa, pero no fue así.
—Si… tengo que regresar.
—Pues… está bien, si todo lo que estás logrando es por tu bien, pues al menos todo va a valer la pena.
—Cumpliste tu promesa… y yo la rompí.
— ¿La de no buscarte? —sonreí irónicamente. —no sabes cuántas veces estuve a punto de no hacerlo.
—Pero fuiste más valiente que yo. Yo me derrumbé y te busqué cuánto más pude hasta encontrarte, al menos por teléfono.
Tuve muchísimas ganas de abrazarlo en ese mismo instante, decirle que siempre estaría ahí, en todo momento, a cada instante, que nunca me separaría de su lado, que mi amor había esperado por el todo este tiempo, pero antes de hacerlo debía responderme una duda que tenía desde el día que nos despedimos.
— ¿Me sigues odiando? —pregunté tímidamente.
— ¿Odiarte? —preguntó intrigado.
—Si… aquel día te fuiste muy enojado, no quisiste escucharme más, nunca te despediste de mí, te fuiste así, de la nada… y eso solo me lo puedo explicar de alguien que me odia profundamente…
— ¡Por favor Camille! —Tomó mis manos con las suyas suavemente —No podría odiarte ni en mil años... me dejé llevar por mi inmadurez, por mi egocentrismo, por mi orgullo… tengo que reconocer que en ese momento si deseé que te arrepintieras tanto de lo que me habías dicho, y me di cuenta de lo mal que estuve hasta después de haber llegado a Suiza. No actúe bien, como debía, y lo siento infinitamente. Ojalá algún día puedas perdonarme...
—No tengo nada que perdonarte Julian. Los dos actuamos mal a consecuencia de nuestra inmadurez, y pues, tuvimos que pagar las consecuencias.
En ese instante volteé y vi que a lo lejos venían sus papás, y entonces todo terminaría.
—Creo que tenemos que platicar de muchas cosas, pero será otro día porque están a punto de llegar tus papás —dije desilusionada—ojalá antes de que te vayas podamos concluir esta plática.
—Yo también lo espero Camille… porque quizá sea la última vez para que podamos hacerlo. —dijo con nostalgia.
Comprendí sus palabras. Sabía que si el regresaba a Suiza jamás volvería a México. Me entristecí notablemente, pero justo llegaron sus papás a impedir que continuáramos.
—Bueno Camille, nos dio mucho gusto volver a verte hija. —dijo su mamá dándome un abrazo.
—Igualmente señora, espero volver a verlos pronto.
—Así será hija, nos vemos. —dijo el papá de Julian dándome un abrazo también.
—Nos vemos Cami, me dio muchísimo gusto volver a verte. —Dijo Julian ofreciéndome su mano.
Pero, ¿Cómo darle la mano a quién justamente en ese momento tenía ganas de abrazar y besar sin soltarlo nunca? Sin embargo lo hice, y tuve que dejar todos mis sentimientos para después.
—Nos vemos Julian. Cuídate mucho.
En ese momento me dirigí para el lugar en donde habíamos quedado de vernos mis amigos y yo pero al llegar solamente le pedí a mi mejor amiga, Karla, que me acompañara fuera de ahí, que necesitaba platicar con ella.
Le conté todo lo que había sucedido en el reencuentro de Julian y yo y me dijo cosas que realmente me hicieron pensar mucho.
—Y, ¿Si lo intentas de nuevo con él? Es decir, no creo que él te haya olvidado tan fácilmente porque dos años no se olvidan así como así Cami.
—Pero él solo estará aquí por dos semanas, ¿Y después?
—No te preguntes por ello, disfruta el presente, y quién sabe… todo puede pasar en dos semanas, así que ¡Inténtalo! Y lograrás más de lo que piensas…
Me quedé pensando todo el día en las palabras de Karla. Sabía que en algo tenía razón, yo no había dejado de amar a Julian y si ya una vez lo había perdido no estaba dispuesto a hacerlo una vez más, ¿quería una oportunidad? Pues ahí estaba la mejor que se me había presentado durante dos largos años.
……………………………
Había sido tan confuso volver a verla. Me sentí como hacía años no lo hacía, sentí que una parte de mí que había estado dormida en los dos últimos años, había despertado en cuánto la vi. Aún me causaba ese “no sé qué” que desde el principio causó en mí. Mi mamá en el trayecto al hospital me preguntó acerca de cómo había visto a Camille, y realmente le respondí muy fríamente, pero la verdad es que no era así, no sabía cuán significativo había sido ese reencuentro para mí.
Pero todo se olvidó cuando llegué al hospital y vi a mi abuelo acostado, conectado a los aparatos y a punto de dejar de respirar… era difícil, sobre todo porque lo quería demasiado, era mi segundo padre, era la causa por la que yo estaba aquí de nuevo, y eso pesó mucho en mí, me hizo sentir demasiado mal.
 Llegamos a mi casa y lo primero que hice fue acostarme en mi cama viendo hacia el techo, con las manos detrás de mi cabeza. Cerré los ojos para intentar olvidarme de todo. Había sido un día muy confuso… pero la primera imagen que pude observar fue a Camille, así, frente a mí, abrí los ojos  me decidí a no dejar eso solamente en una imagen en mi cabeza, pero era desgraciadamente ya muy noche para que saliera sin que mi mamá se quedara muy preocupada, a pesar de mi edad se había vuelto más sobreprotectora  conmigo desde que me fui a vivir a Suiza, debido al contraste de seguridad en ambos países, y estar en México no era nada parecido, por eso mismo le preocupaba mucho y yo no quería causarle preocupaciones.
Así que decidí saltar por la ventana hacia el patio y de ahí salí corriendo para tomar un taxi e ir a la casa de Camille. Cuando llegué me pareció desconocido todo, sin embargo aún recordaba el número de su casa y pude localizarla. Recordé la vez que estuve por mucho tiempo esperándola allí mismo, y decidí que esta vez fuese diferente. Saqué mi celular y le llamé.
— ¿Quién habla? —preguntó intrigada, quizá presintiendo que era yo.
—Soy Julian, ¿Ya dormías?
—No, aún  estoy despierta, ¿pasa algo?
—No, nada, solamente quería escuchar tu voz. De pronto comencé a sentir muchas ganas de volver a verte y estar contigo.
—Gracias —rió —a mí también me gustaría verte, pero tendría que ser otro día, a esta hora ya no puedo salir de mi casa.
—¿Ni siquiera al patio?
En ese momento comprendió en qué lugar me encontraba y se asomó a la ventana. Le sonreí y le hice una señal saludándola, cerró inmediatamente la ventana y me contestó molesta.
—¿Pero cómo te atreves? ¡Es muy tarde!
—No, no es tan tarde aún. Sal por favor, ¿sí?
—Espérame tantito. —me contestó un poco molesta y colgó.
Me quedé esperando con el temor de que no saliera y me dejara allí esperando. Pero al poco rato Salió por la parte de atrás de su jardín un poco seria, pero no importaba arriesgarme esta vez, quería estar con ella, no lo dudé ni un segundo.
……………………..
Pensé que seguramente estaba loco. Nadie a esa hora de la noche, en esta ciudad, salía como loco a buscarme… pero Julian, lo había olvidado, era capaz de todo, y dentro de mí sentía la alegría más grande del mundo, como decía Karla: Valía la pena intentarlo una vez más.
Cuando salí lo vi parado ahí frente a mí muriéndose de frio, en pleno diciembre no era precisamente lo mejor salir por las noches sin abrigarse tanto. Y lo primero que se me ocurrió fue reclamárselo.
—¿Estás loco Julian? Hace muchísimo frio y es muy peligroso salir de noche. ¿por qué estás aquí?
—Tenía muchísimas ganas de verte Camille, no te enojes por favor. —Dijo sonriendo con su cara de niño pidiendo un dulce o algo que deseaba mucho, cosa que me causó mucha gracia.
 —Ay Julian… —suspiré y lo miré a los ojos.
—Ay Camille…
Me tomó una mano y me jaló directamente hacia él, abrazándome lo más fuerte que podía. Yo no pude resistirme y lo abracé de la misma forma. Percibí su olor de nuevo, su forma de abrazarme, de tocarme, su respiración… tenía ganas de llorar, de reír, de besarlo, ¡de todo! No podía estar más emocionada, me sentí feliz, realmente feliz, mi corazón latía como solamente Julian podía lograr que lo hiciera.
 Después de un rato de abrazarnos sin decir nada, nos sentamos frente a la banqueta de mi casa y comenzamos a platicar, tonterías, quizá no ponía tanta atención a la plática, estaba poniendo más atención a cada uno de sus movimientos, a su mirada, su voz, mientras jugaba también con su mano a la que no quería soltar por nada del mundo. La acariciaba como si no me pareciera que fuese real, reímos, disfrutamos estar juntos, hasta que llegó el tema más difícil de tratar entre nosotros dos.
—Camille, ¿Realmente pensabas así el día que nos vimos por última vez? ¿Realmente eras capaz de esperarme?
—Te esperé 6 meses Julian, pero tú nunca volviste… —Agachó la cabeza al escuchar eso—Te esperé dos años… te sigo esperando hasta este día Julian.
Me miró a los ojos incrédulos. Se quedó callado como pensando en que podría decirme en ese momento y ante no obtener respuesta, decidí obtenerla por mí misma.
—Julian, ¿Prometes responderme con la verdad, no importando cuál sea?
—Te lo prometo.
—¿Sigues estando enamorado de mí?


Continuará...

3 comentarios: