Al otro lado de la luna

Al otro lado de la luna

jueves, 5 de enero de 2012

Capitulo 9 "Un corazón confundido"



En cuánto llegamos a la sala nos detuvimos. Todos se quedaron en silencio y él me soltó rápidamente la mano, ella puso una expresión que no había visto en muchas chicas, estaba feliz de verlo, tanto que corrió a abrazarlo inmediatamente.
— ¡Mi amor! ¡Te extrañé tanto! —dijo aquella chica mientras lo abrazaba con todas las fuerzas que podía.
Yo permanecí parada junto a ellos sin saber qué hacer. Tenía ganas de golpearlo en ese mismo instante, o golpearla a ella, no lo sabía, pero quería golpear a alguien al mismo tiempo que salir corriendo de aquella casa que en ese momento se convirtió en una tumba para mí.
—Con permiso… — dije dirigiéndome hacia los papás de Julian y caminé regresando hacia el pasillo de la salida, simulando tranquilidad hasta llegar a la puerta, pero en cuanto la cerré sentí la mano de alguien tras de mí.
—Hija, espera, siento mucho lo que acaba de pasar, yo no sé si tu ya sabías que Julian tiene novia…—expresó apenada la mamá de Julian
—No señora, realmente no lo sabía… pero, lo entiendo y no me molesta, Julian y yo ahora no somos más que amigos y me da gusto por él. —dije mientras trataba de contener mis lagrimas tomando fuerzas de donde podía.
—Vi tu rostro en cuánto viste que Jane lo abrazó. Te dolió Cami. Yo alguna vez también tuve tu edad y sufrí muchas cosas que seguramente tu estarás sufriendo ahora… ojalá Julian y tú tengan tiempo de hablar después para que él te explique.
—Gracias señora, pero realmente no tiene por qué darme explicaciones, la que está sobrando aquí soy yo. —de pronto una lagrima corrió por mi rostro y traté de ocultarla—Discúlpeme pero ya es un poco tarde y tengo que irme a mi casa, mi mamá estará preocupada.
—Mi esposo y yo te vamos a dejar. No puedes irte tu sola, es noche y es peligroso, espérame ¿sí? Voy por las llaves del auto.
—No, no, de verdad, muchas gracias… ahorita tomo un taxi y llego.
Subí al taxi y cuando llegué  a mi casa me senté en la entrada de la puerta, me cubrí la cara con las manos y estuve llorando durante mucho tiempo. Mi mamá me escuchó y salió a ver que me sucedía y no le pude contar, solamente la abracé y entramos a mi casa, hasta que me quedé dormida y no supe más.
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Cuando vi a Jane sentada en la sala de mi casa con mis padres, sentí que me iba a desmayar. ¿Qué hacía aquí? ¿Cómo llegó? Fue todo lo que pensé en los dos segundos que duró ese silencio incomodo hasta que ella me abrazó con todas sus fuerzas. Camille se fue y yo no sabía qué hacer, si quedarme con los efusivos abrazos de Jane o salir corriendo detrás de Camille. Intenté hacer lo segundo pero mi mamá me hizo señas de que me quedara, y ella salió detrás de Camille.
— ¿Qué haces aquí Jane? —Dije con tono serio y sorprendido.
— ¿No te gustó que te diera esta sorpresa? —preguntó con tono triste y viéndome a la cara.
—No es eso Jane, es que debiste haberme avisado…
—Te extrañaba mucho… además ya te regresas la próxima semana y podemos regresarnos juntos, vine a pasar unos días contigo solamente.
Me quedé pensando en las palabras que ella me dijo. Se escuchaba tan amorosa, tan sincera, como siempre había sido. No pude más que abrazarla también y simular que me alegraba tanto como a ella, volver a verme.
Ella se quedó en mi recamara y yo dormiría en un sofá de la sala. Mientras me acomodaba mi mamá llegó a darme una lección que quizá nunca olvidaría…
—Julian, quiero hablar contigo hijo.
—Dime mamá.
—¿Por qué nunca le dijiste a Camille que tienes novia?
—No tuve el valor, la quiero mucho, mamá…
—Si en verdad la quisieras jamás le hubieras mentido Julian. El no decir la verdad es igual a decir una mentira, es igual de grave. Si esperas sinceridad de alguien, tienes que serlo, empezando contigo mismo, y después con los demás… —hizo una pausa y suspiró — El corazón de una mujer es frágil, y si lo lastimas puedes llegar a lograr cosas que jamás habrías pensado, puedes lograr que ella pierda la esperanza en el amor, que deje de creer en él. Julian, yo desde pequeño siempre te dije que te cuidaras mucho cuando te enamoraras, porque la cabeza puede llegar a confundirte, es engañosa… sin embargo si aprendes a escuchar a tu corazón tendrás las respuestas más sinceras del mundo, contrario a lo que muchos creen, solamente el corazón puede ser sincero…
—Sé que hice mal en ocultarle la verdad a Camille, pero, siendo sincero mamá… no sé qué hacer.
— ¿Por qué no lo sabes?
—Camille es… muy especial, demasiado especial, es la chica perfecta, lo que muchos desearían, pero no está conmigo. Jane ha estado conmigo desde que estoy en Suiza y tenemos muchísimas cosas en común, nos divertimos, nos ayudamos mutuamente, estamos juntos casi siempre, compartimos tanto… pero simplemente hay veces en las que la veo como una muy buena amiga solamente, y nada más…
—Julian, ya eres todo un hombre. Tienes 21 años y yo pienso que ya eres capaz de tomar las cosas con la madurez que se necesita y aclarar que es lo que quieres en verdad, y si es Camille a la que amas entonces no la dejes ir, lucha por ello, como te dije, haz lo que el corazón te dicte, pero si no es así y prefieres estar con Jane, con la que tienes todo, entonces ya no lastimes a Camille, ya no la busques más y déjala ser feliz…
Mi mamá salió y me dejo ahí solo, pensando. Por primera vez en mi vida me encontraba tan confundido, quería hablar con Camille en ese momento y explicarle todo, pero, ¿realmente tenía que explicarle?
Al otro día desayunamos y mis papás me habían propuesto llevar a Jane a pasear por la ciudad, así que salimos y comenzamos a caminar hasta que ella me preguntó lo que tanto deseé que no hiciera.
—Julian… ¿quién era la chica con la que llegaste ayer a tu casa?
—Camille, mi ex novia.
— ¿Y qué hacías con ella? —preguntó intrigada
—Salimos, platicamos y me acompañaba a ver a mi abuelo… —suspiré—solo te pido que lo entiendas, Camille es muy especial para mí y le tengo mucha confianza.
— ¿Sigues enamorado de ella?
—Jane, ¿por qué me preguntas eso? Camille es parte de mi pasado, y no puedo dejarla fuera de mi presente porque es demasiado importante para mí, por favor Jane, no quiero hablar más sobre el tema.
Seguimos caminando pero yo nunca pude dejar a un lado mi expresión preocupada y triste. Me sentía el peor criminal del mundo, solo pensaba en cómo estaría Camille, que pensaría de mí. Necesitaba hablar con ella y no encontraba algún modo de poder hacerlo…
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Al otro día desperté deseando que todo hubiese sido solamente un sueño, un  mal sueño, pero de pronto entró mi mamá a mi recamara y se sentó junto a mí.
—¿Cómo te sientes? —preguntó dulcemente.
—Bien mamá…
—¿Ya me puedes contar que pasó ayer?
—Julian tiene novia y nunca me lo dijo… —me tomó la mano—ayer llegamos a su casa y ella estaba sentada esperándolo, en cuánto lo vio lo abrazó muy fuerte… se nota que lo quiere sinceramente…
—Ay Cami… sinceramente no puedo entender cómo fue capaz de ocultarte algo tan importante. Tú te ilusionaste sin saber que él ya tiene una vida hecha allá y 2 años de distancia pueden cambiar muchas cosas hija… —Me abrazó dulcemente—Tienes que iniciar una nueva vida, como lo hizo él, y entender que así tiene que será tarde o temprano.
—Tienes razón mamá, dejaré que él siga su vida y no me entrometeré más. No volveré a verlo ni a hablar con él nunca.
—Pues la decisión que tomes, espero que sea la mejor para ti.
Nunca pensé que después de dos años todavía me afectara tanto saber que yo ya no formaba parte de la vida de Julian. Pensar en eso me hacía sentir algo extraño en el corazón, me atormentaba el saber que ahora ya no sería yo la que llenara de amor su vida, ahora sería ella. Ya no compartía su tiempo conmigo, porque la tenía a ella. A ella le daría detalles cada vez que cumplieran tiempo de novios, a ella la besaría, la abrazaría, como hace algún tiempo lo había hecho conmigo. Siempre pensé en esa posibilidad, pero nunca creí verlo tan de cerca…
Llegó el viernes, un día antes de que Julian se regresara para siempre a Suiza, y no podía dejar de pensar en ello. Él en todos esos días no había intentado buscarme, ni explicarme nada, no sabía absolutamente nada de él y llegué a pensar que quizá era lo mejor. Tenía que hacer de cuenta que él ya se había ido para siempre y nunca regresaría. Era de noche y estaba mirando a la ventana, sufriendo como nadie porque Julian se iría para siempre después de esa noche, hasta que escuché mi celular. Era él y dude en contestar. Pensé que sería mejor no hacerlo. Pero llamó otras 20 veces más y pensé que tal vez podría ser algo grave y decidí contestar.
—Camille… baja un momento por favor.
—¿Qué quieres Julian? Deja de atormentarme por favor.
—Camille… por favor, te lo suplico… baja.
—¿Vienes con ella?
—Por supuesto que no, déjame explicarte…
—No tienes nada que explicarme — colgué inmediatamente el teléfono.
Apagué las luces y me acosté a dormir mientras no podía dejar de llorar. No sabía qué hacer, por una parte sentía ganas de Salir corriendo y pedirle que no se fuera, y por otra no quería saber absolutamente nada de él.
De pronto escuché ruidos en la ventana y al abrir vi que Julian había trepado por la pared y solo estaba parado en un pequeño espacio. Abrí la ventana y lo ayudé a entrar a mi recamara.
— ¿Estás loco Julian? ¿Por qué haces esto? ¡Te pudiste haber caído!
—Solamente escúchame Camille… —me tomó las manos y yo las quité—Te amo solamente a ti, quiero estar contigo, no quiero a nadie más que no seas tú…
—¿Y por qué estás con ella Julian?
—Porque ella me ha a poyado todo este tiempo, le prometí que volvería, pero al verte me di cuenta de que te sigo amando. ¿Por qué crees que estuve tan frio contigo y me alejaba de ti? ¡Por ella! Quería terminar con ella y no sabía si decírtelo o no porque yo estaría poco tiempo aquí y no quería arruinarlo, nunca quise mentirte…
—Julian, vete y mañana hablamos ¿está bien? Si te ve mi mamá aquí no sé que nos hace… vete por favor.
—Solo contéstame una cosa…
—Dime
—¿Quieres irte mañana conmigo?
—¿De qué estás hablando Julian?
—Vámonos Camille… hagamos una vida nueva en Suiza, olvidémonos de todo, de la distancia, del tiempo, de todos…
—No estás hablando en serio, ¿Verdad?
—Nunca había hablado más en serio… vámonos Camille…
Jamás había dudado tanto algo. Mi corazón latía desaforadamente. No sabía si reír o llorar o qué hacer, la vida muchas veces suele ponerte a prueba de la forma más inesperada, y ante esta no sabía qué responder…




Continuará...

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